martes, 17 de noviembre de 2015

Las imágenes en el cristianismo antiguo [apuntes]

El día  15 de novimbre de 2015 se celebró en la Universidad Complutense de Madrid parte del seminario "Religión e imagen: Judaísmo, Cristianismo e Islam” en el que se han presentado diversas ponencias relacionadas con las tres religiones mencionadas.  Entre estas charlas el catedrático de la Universidad de Valladolid, Juan Signes Codoñer, pronunció su ponencia con el título "La Querella de las imágenes en el Oriente Cristiano", en el que abarcó la historia de las imágenes en el  cristianismo.

Mis apuntes y el guión central  de la ponencia fue el siguiente:


Fase I: el cristianismo perseguido (siglos I-III d.C.)
Fase II: el cristianismo triunfante (siglos IV-VI d.C)
Fase III: la crisis del imperio y el conflicto iconoclasta (siglos VII-IX d.C.)

Fase I


Retrato romano
Para entender el conflicto iconoclasta [1] que estalló muchos siglos después dentro del seno de la Iglesia oriental hay que remontarse a los orígenes del cristianismo y a su contexto romano inmediato, sin olvidar, por supuesto, el mundo judío.

El cristianismo en un principio fue una religión anicónica debido a su desarrollo dentro del judaísmo que prohibía todo tipo de adoración  a las imágenes, basta con recordar las prohibiciones del decálogo y del Pentateuco. Pero el mundo romano era otra cosa. Las imágenes estaban por doquier. Entre estos se encontraban los retratos funerarios  dedicados a los antepasados ya muertos a los que se les rendía una especie de culto, de quien la cabeza familiar era su  "sacerdote". A estas almas de los antepasados muertos se les llamaba manes, a quienes muchas de las inscripciones funerarias romanas hacen alusión con la frase abreviada "D. M." ( a los dioses manes). Así, pues, los cementerios romanos  estaban llenas de imágenes de los difuntos; su mundo, el romano, era uno, por tanto, en el que convivían tanto muertos y vivos.


Es en este contexto en el que se desarrolla el cristianismo naciente, quien no puede negarse  y resistir  este bombardeo cultural, por lo que  va incorporando,  poco a poco, las imágenes a su propia tradición iconográfica. Ejemplo de esta aculturación son:  la imagen del "Buen Pastor" de las catacumbas de San Calixto datado en el s. III d.C o las tumbas  cristianas, que contaban con menos imágenes.   Entre estas tumbas cristianas  se ha encontrado  incluso una dedicada a los dioses manes como podemos observar en la imagen*. Esto demuestra la permeabilidad a la que estaba sujeta la religión cristiana.  Pero por amor a la verdad hay que mencionar que el cristianismo no estaba solo esta tarea, ya que en el judaísmo  podemos observar un fenómeno parecido en las pinturas murales con alusiones bíblicas de la sinagoga de Dura Europos  realizadas en el 244 d.C.
Imagen del Buen Pastor

*Tumba cristiana con referencia a los dioses manes

Sinagoga Dura Europos
Fase II

Esta nueva fase llegó con la llegada del primer emperador cristiano al poder, Constantino. Eusebio de Cesárea, el gran historiador de la Iglesia y contemporáneo del emperador describe en su Vida de Constantino que el el emperador, con una especie de fervor religioso, mandó destruir toda tipo de imágenes condenadas por el Antiguo Testamento[2]. Constantinopla, mandada a fundar por él, también fue desprovista de imágenes, según Eusebio, en una clara contraposición con la antigua Roma pagana. Pero aquí hay que tener cuidado y leer la verdadera historia detrás de la historia que nos cuenta Eusebio, ya que: primero, la arqueología desmiente lo que dice (Constantinopla estaba llena de imágenes); y segundo, porque su obra tiene un claro tinte propagandístico.


En esta nueva fase también se da cada vez más la integración del mundo clásico al cristiano. La literatura, la filosofía, y el arte clásico es cada vez más evidente en el cristianismo. Hay que recordar que de esta época son San Agustín y lo Padres Capadocios quienes no rechazaron la herencia clásica.  Esta recepción cultural se refleja también en las imágenes y representaciones cristianas. Se ven ya en esta época representaciones de la divinidad en sarcófagos del s. IV d.C. como el dogmático, donde observamos una clara alusión a la Trinidad  o la imagen de Cristo en la Iglesia de Santa Prudencia del 390 d.C. En esta última tenemos una alusión al poder imperial representado en la divinidad.







Referencia a la Trinidad en el Sarcófado dogmático

Imagen de Cristo en la Iglesia de la Santa Prudencia

Fase III

Desde el s. IV d.C el cristianismo se va imponiendo  poco a poco en las esferas públicas del Imperio  hasta  que, en el s. VI d.C.,  el emperador Justianiano  I decreta la abolición del paganismo. El fin del paganismo en las esferas públicas  llevó  a asociar las imágenes con el cristianismo. La antigua asociación imágenes-paganismo se fue perdiendo también en el ámbito privado. 

La Iglesia en esta fase  coloca  las imágenes en los lugares altos de los templos para así evitar el culto a los mismos. Pero en esta época llega a su vez una nueva forma de imagen, el icono. Los iconos eran imágenes portátiles de santos o de figuras religiosas que las personas empezaron a llevar.

-Crisis iconoclasta

León III

La Querella Iconoclasta comienza con un decreto del Concilio de Trulo del 692 durante el reinado del emperador Justianiano II. El canón 82 del Concilio  prohibió la representación de Cristo. Las posibles causas de esta decisión fueron: La política favorable de Justianiano II a la imágenes, la representación de Cristo en monedas (que conllevó a tener problemas con el califato),  y las seguidas derrotas militaras contra los ejércitos mahometanos. Pero no fue, sino la erupción del Tera lo que se vio como una clara señal de aviso por parte de la divinidad, lo que llevó probablemente a León II a retirar la imagen de Cristo de la entrada del palacio imperial y de las monedas del Imperio Romano (Bizantino). En su lugar la Iglesia oriental empezó a llenar los templos de imágenes de cruces.

No todos los miembros de la Iglesia Oriental estaban a favor de la política iconoclasta (destructor de imágenes). Juan de Damasco, doctor y teólogo sirio,  responde en favor  del uso de los iconos. Uno de sus famosas frases se lee así:

Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen.[3]

De todos modos, esta primera etapa del fervor y celo religioso en contra de las imágenes llegaría a su fin con el II concilio de Nicea donde se volvió a restablecer el uso de los iconos en la liturgia (aunque se seguían colocando en los lugares altos). Pero no fue hasta realmente en el  s. IX que el problema iconoclasta llegó a su fin completamente.. En Occidente, por su parte,  los carolingios, debido a la influencia papal,  estuvieron a  favor de los iconódulos [4]. 

Hasta aquí las notas [5]

Como breve comentario final, señalar que tocar este tema en tan solo 40 o 35 minutos tiene su mérito, de allí que  la información sea muy escueta y apenas sirva como una breve introducción al estudio historiográfico de las imágenes en el cristianismo antiguo. El tema de la querella Iconoclasta ha sido grandemente tratado por diversos historiadores (abajo dejo algo de bibliografía), por tanto no se dijo casi nada nuevo en la ponencia. Por último señalar, que el tema de la Iconoclastia no acabó  totalmente en el s. IX, ya que en el s. XVI se dieron nuevas manifestaciones en la Reforma protestante, en particular con los miembros de la Reforma Radical conocidos como los Anabaptistas.

Jesús A. Zamora Alarcón

1. Religioso cristiano que rechazaba el culto a las imágenes sagradas y las destruía.

2. Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino, III,54.

3.No he encontrado la referencia.

4. Amante de las imágenes.

5. He modificado y añadido algún dato.


*Las imágenes son sacadas de las imágenes de google.


Bibliografía:

M.F. Auzépy, L'histoire des iconoclastes, París, 2007.

L.W. Barnad, The Graeco-Roman and Oriental Background o the Iconoclastic Controversy, Leiden, 1974.




martes, 13 de octubre de 2015

La salvación ¿predestinada o no? Las diferentes opiniones en la sectas del judaísmo del s. I.



En esta pequeña entrada quisiera compartir algunas anotaciones de mi reciente, y todavía no acabada, lectura del libro "Guía para entender el Nuevo Testamento" del experto español en cristianismo primitivo Antonio Piñero. Estas anotaciones están relacionadas con el famoso tema de la predestinación salvífica del hombre  dentro del pensamiento judío del  Segundo Templo.

Las sectas dentro del judaísmo de la época de Jesús correspondían a un número de cuatro: los saduceos, los fariseos, lo esenios y los celotas. Cada una con una  particular visión del judaísmo.  Los que nos interesan ahora son las tres primeras sectas  quienes, según Antonio Piñero, pensaban así sobre la predestinación de la salvación:

Los Saduceos: "Frente a la idea de que todo está controlado por Dios, incluso las acciones del hombre que influyen en su salvación o condenación, los saduceos afirmaban que el ser humano es totalmente libre y responsable de su destino. La "salvación", reducida a obtener bendiciones de Dios en esta vida, dependía del ser humano. La "salvación" se conseguía cumpliendo la ley, para lo cual al hombre le bastan sus propias fuerzas y su voluntad." (Piñero, A. 2006, p. 99).

Los Fariseos: "Respecto a la salvación defendían una solución intermedia  entre saduceos y esenios: no dependía de las solas fuerzas del hombre, sino de una cooperación hombre-Dios. La gracia divina que ayuda, más la acción humana que procura cumplir la ley, consiguen la salvación." (Ibíd, p. 100).

Los Esenios: "Dentro de sus ideas religiosas destacaba un rígido determinismo: todo está determinado férreamente por Dios, que casi predetermina al crear a cada ser humano con determinadas disposiciones de alma y cuerpo, quiénes se van a salvar y quiénes no. Contradictoriamente, sin embargo, sostenían que el ser humano es relativamente libre  y que debe escoger la senda del bien, bajo el influjo de los ángeles bueno, y huir de la senda del mal, controlada por el poder de Satanás (llamado Belial)." (Ibíd, p. 102).

Por lo que podemos ver el tema de la predestinación de la salvación era una cuestión que en tiempos de Jesús estaba en boca de muchos, sin contar  que en el mundo grecorromano también se fraguaba este debate entre las diferentes escuelas filosóficas del momento [en especial en el epicureísmo y el estoicismo, quienes no creían y creían respectivamente en la predestinación] (Sharples, R. 2009, p. 125). Aunque hay que señalar  que el trasfondo del debate es distinto, ya que temas como "salvación" o "redención" no tendrían sentido para ellos.

Este  cuestión, por tanto, lejos de lo que se cree popularmente, no comenzó ni con San Agustín ni con los reformadores, sino que era plato común en el Mundo Antiguo.

Nota: Si queréis saber más sobre el tema en el blog de Luis Jovel podéis encontrar entradas sobre el mismo tema y muchas relacionadas con el judaísmo del Segundo Templo. Aquí  os dejo el link: http://www.luisjovel.com/2015/01/15/predestinacion-jueves-de-estudios-biblicos-sobre-el-judaismo/


Piñero, A. Guía para entender el Nuevo Testamento, Madrid. 2006.

Sharples, R. Estoicos, epicúreos y escepticos. Introducción a la filosofía helenística (Traducción Virginia Aguirre), México. 2009.

lunes, 31 de agosto de 2015

Cuando parece que Dios no está. N.T Wright.


Cuando parece que Dios no está.
N.T Wright. [1]


La Biblia está llena de historias de Dios que interactúan directamente con los seres humanos, Él habla con Moisés desde una zarza ardiente, Él envía fuego sobre la ofrenda de Elías, Él viene a la tierra como un hombre.

Pero hoy en día  parece que no vemos a Dios interviniendo directamente tanto. A veces, incluso, nos parece que Él no participa en lo absoluto.

Nosotros hablamos con el teólogo, autor y profesor N.T Wright acerca del por qué suele parecer de esta manera, lo que podemos aprender cuando se siente que Dios no está respondiendo a las oraciones, y  de cómo debemos orar cuando una situación parece no tener  esperanza.

Parece que no vemos hoy a Dios moviéndose con tanta claridad como lo vemos en la Biblia. ¿Por qué crees que es?

Creo que parte de nuestro problema con esto se debe a que leemos la Biblia  retrospectivamente.  Nos miramos y decimos: "Oh, sí, Dios rescatando a su pueblo de Egipto", Genial, eso es dramático (fantástico) y así sucedió, pero luego [vemos]  en los Salmos y  los poetas  que  dicen "¿Nos ha olvidado a Dios? ¿Ha olvidado el tener misericordia? ¿Él nos ha abandonado? Se ha ido por  un largo tiempo”.

El gran libro de Isaías prometió un nuevo gran momento en que Dios vendría en persona y se convertirá en rey. Sin embargo, esa gran promesa fue hecha  500 años antes de que Jesús viniera. Durante esos 500 años muchos judíos sabios meditaron, oraron y lucharon. Mientras otros decían: "Oh, es sólo un montón  de antigua mitología. Nunca va a suceder. "Pero siguieron orando y esperando y finalmente este evento explosivo sucedió, lo llamamos Jesús.

Me parece que a menudo ese también es el camino para nosotros. Esperamos y oramos y parece como si nada sucediera, y luego, para nuestra sorpresa, algo sucede de repente y pensamos: "¡Oh Dios mío! ¡Eso es por lo que yo estuve orando, pero no sabía que iba a tener este aspecto!". Esa es la experiencia característica, tanto en el mundo judío que vemos en los Salmos y  en los profetas como en el mundo cristiano.

"Si Dios te mantiene  en  oscuridad por el momento, puede ser porque tienes que pasar por una temporada de invierno con el fin de que cuando la primavera  llegue,  encuentre  nuevas plantas bien arraigadas”.

En mi experiencia pastoral, trabajando con mucha gente en muchos contextos diferentes, la idea de que "Genial, ocurrió entonces, sin embargo no parece estar funcionando para nosotros ahora", es un sentimiento característico. Entonces de repente, de la nada, por lo que parece Dios hace una nueva cosa y la gente dice "¡Oh Dios mío, eso es extraordinario ¿Cómo sucedió eso? "La respuesta es: eso es por lo que hemos estado esperando y orando, sólo que nosotros no sabíamos que iba a tener ese aspecto.

Entonces, ¿qué le dices a la gente que está en un período difícil y que está esperando a que pase algo y simplemente no viene?

Que  ese período de espera es como cuando  siembras una semilla bajo tierra en  otoño, y deseando con impaciencia dices:"Yo planté, quiero algo de inmediato, por favor." Pero usted tiene que esperar hasta el invierno.

Durante el invierno no es que no pase nada, la semilla está germinando fuera de la vista bajo tierra. Tiene que estar allí. [Luego llega] la primavera, cuando los nuevos brotes salen,  y se ven claramente para nosotros,  aunque  no hemos visto nada pasar hasta entonces, en realidad las cosas han estado pasando, pero bajo tierra.

Una y otra vez Dios obra subterráneamente  en nuestras vidas, en nuestra imaginación, en nuestras circunstancias personales y en el resto del mundo y de repente algo nuevo sucede, un nuevo proyecto, un nuevo momento en nuestra vida, y  nos quedamos asombrados. T.S. Elliot tenía ese maravilloso poema que es parte de sus cuatro cuartetos en el que  dice: "Espera sin pensar, porque aún no está listo para el pensamiento." En otras palabras, ni siquiera tratemos de averiguar lo que está pasando. Si Dios te mantiene en oscuridad durante el  momento, puede ser porque tienes que pasar por una temporada de invierno con el fin de que la primavera, cuando llegue, encuentre  nuevas plantas bien arraigadas.

Eso es muy difícil, porque la oscuridad es eso,  oscuro. Pero ahí es donde nos aferramos a las enseñanzas  y las promesas de Jesús.  Jesús enseñó parábolas sobre semillas que crecían en secreto y así sucesivamente, precisamente para que la gente pudiera aferrarse a la promesa de que, incluso cuando se ve oscuro, parece que no pasa nada, Dios está trabajando;  las semillas de hecho producirán  fruto en el momento adecuado.

¿Qué piensa acerca de la oración para la curación? Algunas personas oran directamente por la curación, mientras que otros simplemente oran  para que la voluntad de Dios sea hecha. ¿Hay una mejor manera de orar en esas situaciones?

Una de las cosas que habla el Nuevo Testamento en cuanto al trabajo del Espíritu Santo es el regalo del discernimiento sobre saber porque orar. Porque a veces, si alguien se está muriendo y está claramente enfermo, en realidad es cruel decir: "Yo creo que Dios va a sanar a esta persona en este momento." Porque en realidad, esto puede ser el momento para partir.

A veces, entonces,  es [mejor ] orar por una buena muerte en lugar de ser salvo de ese  instante de la muerte. Todos vamos a morir, y sería tonto si todos tratamos de imaginar que incluso cuando alguien tiene  una buena vejez, que Dios todavía quiere traerlos de vuelta de la muerte una vez más.

Sin embargo, al mismo tiempo, hay muchas ocasiones en las que alguien  siendo abandonado  por los médicos de profesión (los médicos  dicen "No hay esperanza, esta persona va a estar muerto dentro de dos o tres días"), es  que  es a través de la oración, que  la situación puede dar una vuelta radicalmente.

En mi familia tenemos un caso: una sobrina mía, hija de mi hermana, cuando tenía 6 años de edad, fue dado por muerta  con insuficiencia renal doble. Ellos contaban que moriría dentro de uno  o dos días. Pero esa chica está ahora en sus 30, ha sido maestra misionera en la India, y es una chica cristiana preciosa, y esto  porque había gente de todo el mundo orando por ella. Para  sorpresa, los médicos en la actualidad no saben cómo sus riñones mejoraron, pero lo hicieron.

Si estás en el ministerio,  encontrarás constantemente personas que tienen historias  que contar. Igualmente, sé  de un montón de gente para la que se hicieron oraciones similares y no fueron curadas. Esto sigue siendo un misterio. No tenemos ni idea de ese misterio. Es por eso que, en Romanos 8, uno de los capítulos cruciales más importantes de la Biblia, San Pablo dice que no sabemos qué orar como debiéramos, pero el Espíritu gime dentro de nosotros con gemidos inarticulados, y Dios escucha lo que el Espíritu está diciendo.
En otras palabras, cuando estamos habitados por el Espíritu Santo, entonces de alguna manera, Dios está orando en nosotros por el dolor que nos rodea. A pesar de que no sabemos lo que hemos de pedir, si estamos a la espera de Dios siendo  paciente y aprendiendo a orar, entonces de alguna manera, la oración traerá consigo la nueva creación, incluso si no es en la forma en la que al instante la queremos.

Es, pues,  importante que luchamos con esa pregunta en lugar  de decir: "Siempre debemos orar y Dios siempre hará lo que queramos." O decir: "Bueno, no es probable que vaya a pasar, así que vamos a orar "Hágase tu voluntad". "Podemos colapsar en una de esas dos direcciones, y me parece que el camino de la sabiduría es aferrarse al medio a pesar de que eso resulta incómodo. Pero sin embargo nos enseña paciencia y  humildad, y es que el Evangelio es sobre el aprendizaje de la paciencia y la humildad en la presencia de Dios.

1. Título original y origen de la publicación:

N.T. Wright: When It Appears God Isn't at Work. What God's work in our lives actually looks like.

http://www.relevantmagazine.com/god/practical-faith/nt-wright-when-it-appears-god-isnt-working#lqsmbb8A0wO1AypU.99

Traducido por Jesús Zamora

martes, 18 de agosto de 2015

San Pablo y el uso político de la palabra Evangelio en el mundo romano.




Pablo, al igual que el resto de los primeros cristianos, fue un hombre de su tiempo, y como tal vivió en una cultura y cosmovisión  distinta a la nuestra, en la que las palabras y los  conceptos no siempre significaron lo mismo que hoy. Esta labor, la de encontrar el verdadero significado de los términos y las palabras en otras culturas es tarea de la Historiografía y  la Lexicografía.
         
           La palabra evangelio (εὐαγγέλιον), literalmente buenas nuevas, probablemente hoy en día haya sido cargada de un significado únicamente evocado al ámbito espiritual, olvidando por otro, su significado más político. Antes de empezar hay que recordar que en el mundo antiguo esa división entre lo religioso y lo político no existía, es más lo político estaba íntimamente ligado a cuestiones que hoy consideraríamos únicamente religiosas.

         En primer lugar, al igual que muchas otras palabras el término evangelio no fue una palabra que tuvo su génesis con Pablo o los evangelistas, no fue un término  creado por los primeros cristianos. La palabra evangelio aparece ya recogida  en la literatura veterotestamentaria:


Súbete a un alto monte,

oh Sion, portador de buenas nuevas[Evangelio];

levanta con fuerza tu voz,

oh Jerusalén, portadora de buenas nuevas[Evangelio];

levántala, no temas.
Di a las ciudades de Judá:
Aquí está vuestro Dios.
10 
He aquí, el Señor Dios vendrá con poder,
y su brazo gobernará por El.
He aquí, con El está su galardón,
y delante de El su recompensa. Isaías 40.9-10

¡Qué hermosos son sobre los montes

los pies del que trae buenas nuevas [Evangelio],

del que anuncia la paz,

del que trae las buenas nuevas [Evangelio] de gozo,

del que anuncia la salvación,
y dice a Sion: Tu Dios reina! Isaías 52.7


Y también aparece recogida  en el mundo romano en la siguiente inscripción dedicada al primer emperador romano:
La providencia  que ha ordenado nuestras vidas, mostrando su preocupación y celo, ha ordenado la misma perfecta consumación a través de Augusto, dándole virtud para hacer la obra  de benefactor de los hombres y, con él, enviándonos a nosotros y a los nos seguirán un salvador,  que pone fin a la guerra, que implanta el orden por doquier...; el nacimiento del dios [Augusto] fue desde el principio del mundo de las alegres buenas [Evangelio] que el ha traído a los hombres... Inscripción de Priene `[1]

         Como podemos ver, pues, la palabra evangelio  era ya  usado por ambas culturas, que no eran para nada herméticas, y en ambos textos tienen un sentido político y  no únicamente religioso. 

      Pablo y los primeros cristianos recogen esa palabra porque observaron que  el cumplimiento de esas promesas  veterotestamentarias, que consistían en Dios gobernando y  destronando a los dioses paganos,  de la victoria de Israel  y de la caída de Babilonia, de la llegada del siervo rey y la consecuente llegada de la paz y la justicia [2] habían comenzado con Jesús. Y esto es lo que observamos en sus escritos:

     Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,  que El ya había prometido por medio de sus profetas en las santas Escrituras,  acerca de su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne,  y que fue declarado Hijo de Dios con  poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo, Romanos 1.1-4

     Pero también, probablemente, porque como indica  Richard A. Horsley en su obra  Jesús y el Imperio, "En el mundo imperial romano, el “Evangelio” eran las buenas nuevas de que el césar había establecido la paz y la seguridad. César era el “salvador” que había traído la “salvación” a todo el mundo. Las gentes del imperio debían tener “fe” (pistis/fides) en su “señor” el emperador. Además, el césar, señor y salvador, había de ser honrado y celebrado en las “asambleas” (ekklesiai) de ciudades como Filipo, Corinto y Efeso. Al aplicar este significativo lenguaje imperial a Jesús-Cristo, Pablo lo estaba convirtiendo en la alternativa o en el verdadero emperador del mundo, cabeza de una antiimperial sociedad alternativa internacional . En efecto, Pablo insistía ante las “asambleas” alternativas que él ayudó a crear, algunos de cuyos miembros eran un tanto escépticos o no lo entendían, en que Cristo estaba a punto de retornar como Señor y salvador en una parusía al modo imperial que, evidentemente, terminaría con el reinado de Roma e instauraría el “Reino de Dios” (cf. Flp 3,19-21; 1 Cor 15,24-28; 1 Tes 4,14-18). No hay que admirarse, entonces, de que Pablo tuviera fama de haber predicado en Tesalónica y en otros lugares que “hay otro emperador llamado Jesús” y que sus asambleas estuvieran actuando “contra los decretos del césar” (Hch 17,7)." [3]



1. Wrigt, N.T. El verdadero pensamiento de Pablo,  Clie, 2002, p. 49.
2. Ibid. p. 50.
3. Horsley Richard A. Jesús y el Imperio,Verbo Divino, 2003, pp. 165-190

lunes, 8 de junio de 2015

Sensacionalismo apocalíptico en el s. VII ¡¿La historia se repite?!





Durante las primera décadas del s. VII el Imperio Bizantino, legítimo heredero del Imperio Romano en Oriente,  atravesaba por una de las crisis más agudas de su historia. El Imperio era acosado  prácticamente en todas sus fronteras por  diversos contingentes enemigos. Por un lado, los visigodos en Hispania (España); por otro, los lombardos en Italia; los ávaros y eslavos en los Balcanes. Pero no fue sino con los persas y en especial con los árabes musulmanes, que la crisis del Imperio se agudizó hasta el punto de perder  la soberanía territorial sobre sus provincias orientales (que corresponden aproximadamente con Siria, Palestina, y Egipto) momentáneamente con los persas y definitivamente  con los árabes. Ésta última ocupación moldeó dramáticamente el panorama y el  paisaje cultural de todo el Cercano Oriente hasta nuestros días.

Estas dos invasiones, la persa y la árabe, provocaron que muchos autores de la época, y posteriores, desarrollaran dentro de sus trabajos de carácter histórico (crónicas) y no tan histórico (poemas, panegíricos, homilías religiosas) interpretaciones de tipo apocalíptico de los acontecimientos que venían acaeciendo en esos intranquilos años del s. VII. Los ejemplos  en las fuentes literarias de la época son numerosos: Sofronio, Sebeos, Nikeforo, el autor anónimo de “la doctrina de Jacobo”, etc.  Por ejemplo, este último, haciendo referencia a la llegada del Islam, nos dice:

"¿Cuándo dice el profeta Daniel que tendrá lugar la Parusía de Cristo? Justo responde y dice: anuncia que después de 69 semana toda profecía cesará, y que luego, después de un cierto tiempo, tendrá lugar la venida de Hermoloas, el diablo mentiroso, y después lleagará el gran día brillante y glorioso de Cristo (…) Jacob pregunta: ¿en qué situación te parece que está la Romanía? (…) Justo responde que aunque está un poco disminuida, esperamos que resurja de nuevo, en tato en cuanto aun tiene que llegar Cristo, que es el principio de la cuarta bestia, es decir, la Romanía."

Doctrina Jacobi nuper batizati. III.8  

Muchos hasta aquí, probablemente, os habéis preguntado a que viene esto de contar la interpretación bizantina de tales invasiones.  La respuesta es sencillamente fácil, nosotros el día de hoy estamos haciendo algo parecido.
Hoy en día, muchos hermanos en la fe, basados en un sistema escatológico dispensacionalista, ven en cada guerra, en cada enfrentamiento,  en cada lucha, y en cada movimiento,en especial en Medio Oriente, la señal inminente de que el “fin del mundo” está cerca, o que, en su defecto, somos la última generación, incluso algunos  se han atrevido a poner fechas. Esto, hermanos, se llama sensacionalismo. Pero  esta forma de interpretar los acontecimientos no es para nada nuevo como ya hemos visto. Si hubo personas que realmente tuvieron relativamente razones para pensar que la parusía estaba a las puertas, esas personas fueron los bizantinos en el s. VII.

Jerusalén, por citar una referencia de lo que hemos dicho, fue tomada por los persas en el 614 d.C. después de veintiún días de asalto a la ciudad. Antioco Estrategos, testigo de los acontecimientos,  nos refleja esta imagen a posteriori de los hechos:

“¿Cuántas almas fueron muerta en el depósito de Mamel? ¿Cuántos murieron de hambre y sed? ¿Cuántas sacerdotes y monjes fueron asesinados por la espada? ¿Cuántos niños fueron aplastados bajo los pies, y perecieron por el hambre y la sed, o languidecieron a través del miedo y el horror del enemigo? ¿Cuántas doncellas, rechazando sus ultrajes abominables fueron entregadas a muerte por el enemigo? ¿Cuántas padres perecieron sobre su propios hijos? ¿Cuántas de las personas que fueron compradas por los judios y descuartizados llegaron a ser confesores de Cristo? ¿Cuántos huyeron a la Iglesia de la Anastasis, en Sion y a otras Iglesias, y fueron masacrados en ella y consumido con fuego? ¿Quién puede contar la multitud de los cadáveres de los que fueron masacrados en Jerusalén?”
Antiochus Strategos. 508-509  

No quiero imaginar la cantidad de fuentes literarias de tipo apocalíptico que se hubiesen producido, si los actuales sensacionalistas hubiesen vivido  en esos años dentro de las fronteras del Imperio Bizantino. Por tanto, hermanos, por medio de este ejemplo histórico, evitemos caer en necios sensacionalismos. Esperemos con ansias  la venida de Nuestro Señor Jesucristo, el Señor de la casa. Pero sin dejar de hacer lo que Él nos ha mandado

“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
San Mateo 24:45-46

*Este post lo publiqué originalmente hace más de un año en el blog del Volvamos a las fuentes bajo el título de ¿Sensacionalismo apocalíptico en el s. VII?



Jesús A. Zamora Alarcón.